Qué hacer y qué no hacer ante el descontrol de las cotizaciones de los dólares financiero y marginal
Anunciar que habrá anuncios económicos, dejar trascender desde despachos oficiales próximas medidas cambiarias para luego desmentirlas, adelantar iniciativas que al otro día se difundirán son algunos de los desaciertos que conformaron un compendio de lo que no hay que hacer en un escenario de violenta corrida.
Cuando una corrida cambiaria está lanzada lo primero para intentar contenerla no es buscar qué hacer para frenar el descontrol de las cotizaciones de los dólares financiero y marginal, sino saber lo que no se debe hacer para alimentar su potenciación. O sea, evitar repetir el comportamiento político y de gestión de la crisis de la semana que terminó.
Anunciar que habrá anuncios económicos, liberar trascendidos desde despachos oficiales de próximas medidas cambiarias para luego desmentirlas, adelantar iniciativas que al otro día se difundirán han sumado desaciertos a un compendio de lo que no hay que hacer en un escenario de violenta corrida.
Si cada una de las partes del Frente de Todos no tiene la capacidad de identificar que están enfrentando una situación cambiaria de máxima tensión, cuyo objetivo es la demolición del gobierno e inmediata proscripción política de la vicepresidente vía el Poder Judicial, expondrán a cielo abierto una manifiesta debilidad de comprensión del actual escenario económico y político.
El encuentro de este sábado del Presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la Quinta de Olivos puede ser el primer eslabón para evaluar la capacidad de reacción oficial ante la feroz corrida cambiaria
El Presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner se reunieron este sábado en la Quinta de Olivos. Imagen: Telam.
De dónde salen los dólares para alimentar la corrida
El rasgo cada vez más acentuado de economía bimonetaria permite sentenciar que desde julio de 2007, cuando se definió la candidatura presidencial de CFK, existe una constante dolarización de excedentes económicos, con mayor o menor intensidad desde entonces.
En los dos gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner fue con dólares del saldo positivo de la balanza comercial y en el de Mauricio Macri fue con el endeudamiento externo descomunal, primero contraído en el mercado de capitales internacional y luego consolidado con el insólito megapréstamo otorgado por el Fondo Monetario. En estos años del gobierno de Alberto Fernández fue nuevamente con los dólares del superávit comercial.
Esto no significa que cada una de las corridas desarrolladas en todos estos largos años de huida de la moneda nacional para refugiarse en el billete verde no tenga disparadores económicos y políticos diferentes. El factor financiero que las unifica en casi todo este período fue la existencia de tasas de interés en pesos negativas en relación a la evolución de la tasa de inflación y, en consecuencia, de la expectativa de devaluación.
Como se mencionó al comienzo, para neutralizar y posteriormente frenar una corrida cambiaria se debe saber lo que no hay que hacer para alimentarla, para luego encarar una estrategia coordinada de administración del mercado. La deficiente acción política y de gestión de estos días es lo suficientemente elocuente para que sirva como aprendizaje de lo que significa una corrida y, de este modo, evitar lo que para muchos es inevitable pero resulta imprescindible eludir.