La crisis energética lleva el consumo mundial de carbón a igualar el récord alcanzado en 2013

La crisis energética lleva el consumo mundial de carbón
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La crisis energética lleva el consumo mundial de carbón


La guerra de Ucrania ha provocado que muchos países dejen aparcados -se supone que temporalmente- sus planes de decir el adiós al carbón. En la práctica, el incremento de la demanda de esta materia prima se ha traducido en la tala de bosques enteros para obtener energía y va a llevar el consumo mundial de carbón en 2022 al nivel récord alcanzado hace casi una década.

La Agencia Internacional de la Energía se ha basado en las tendencias económicas actuales para estimar que el consumo aumentará un 0,7% este año, hasta los 8.000 millones de toneladas. De alcanzarse, igualará el récord anual registrado en 2013. De cara a 2023, la organización prevé que la demanda de carbón seguirá creciendo y marcará un nuevo máximo histórico.

En el conjunto de la Unión Europea, se espera que el consumo de carbón se incremente un 7% este año. En el caso concreto de Alemania, cuya dependencia del gas ruso ascendía en febrero al 55%, el país ha aumentado un 17,2% la producción de energía a partir del carbón, hasta los 82,6 kWh, en los seis primeros meses de 2022. Es decir, ya genera el 31,4% de su electricidad con este combustible. Al mismo tiempo, ha reducido la generada con gas natural. Mientras que, entre enero y junio de 2021, el 14,4% de la electricidad de Alemania provino de esta materia prima, ese porcentaje ha caído hasta el 11,7% en el mismo periodo de este año, según datos de Destatis, la oficina nacional de estadística alemana.

En Reino Unido, por otro lado, la demanda de carbón durante el primer trimestre de 2022 aumentó un 0,5% con respecto al mismo periodo del año anterior, hasta las 960 mil toneladas, según datos del Department of Business, Energy and Industrial Strategy británico.

En cuanto a China, el país disminuyó la demanda de carbón un 3% en el primer semestre de 2022. Sin embargo, las olas de calor y las sequías que arrasaron la región durante el verano dispararon la demanda de energía, al mismo tiempo que redujeron las reservas de agua hasta obligar al Gobierno de Pekín a recurrir a este combustible para generar electricidad, llegando a batir récords. El 3 de agosto, China superó las 8,5 millones de toneladas de carbón quemadas en un solo día.

Cambio de planes
Entre las medidas adoptadas por los gobiernos europeos para garantizar el suministro eléctrico durante el invierno, destacan la reactivación de las centrales de carbón no operativas o prolongar la vida útil de las que se encuentran actualmente en funcionamiento. Asimismo, son varios los países que abogan por posponer la eliminación de la mayoría de las subvenciones a esta industria y la prohibición de la quema de árboles enteros para producir este combustible, como recogía el proyecto de ley que tiene previsto votar el Parlamento Europeo esta semana.

Dinamarca, por ejemplo, considera que este tipo de decisiones deberían tomarlas los gobiernos nacionales. Letonia, por su parte, pone el foco de atención en un “posible impacto negativo” en las inversiones y las compañías. Por el contrario, Alemania, Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo se muestran a favor de estas medidas.

El documento en cuestión busca acabar con la concepción errónea de que la energía que procede de la madera es renovable porque los árboles vuelven a crecer. Durante años, científicos especializados en cambio climático de todo el mundo han advertido a los legisladores del peligro que entraña esta creencia: es cierto que los bosques se pueden replantar, pero pasan años -o incluso generaciones- antes de que tengan la misma capacidad para absorber dióxido de carbono que los árboles talados.

La aprobación de este proyecto de ley dejaría a la energía procedente de restos de madera como la única considerada renovable, al tiempo que haría que muchos países no puedan alcanzar los objetivos de energías verdes. Italia, sin ir más lejos, obtiene más de un tercio de su energía renovable de la quema de material vegetal, según publica The New York Times.

Por el momento, los países europeos se han lanzado a cortar cientos de árboles. Es el caso de Finlandia, que antes consideraba los bosques un activo clave para reducir los gases de efecto invernadero y ahora ve imprescindible su tala para sobrevivir al frío invierno que se avecina. El pasado mes de mayo, el país vio completamente interrumpido su suministro de gas procedente de Rusia debido a la invasión de Ucrania y su decisión de solicitar el ingreso en la OTAN.


Fuente Canal digital: eleconomista

 

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