ExxonMobil ha presentado una demanda contra la UE en un intento de anular los planes del bloque comercial de imponer un impuesto extraordinario a las empresas energéticas.
Un portavoz de ExxonMobil explicó a Europa Press que la demanda de la petrolera se dirige “únicamente al impuesto contraproducente sobre las ganancias extraordinarias, y no a ningún otro elemento del paquete para reducir los precios de la energía“.
En concreto, el representante ha declarado que este impuesto socavará la confianza de los inversores, desalentará la inversión y aumentará la dependencia de los productos energéticos y combustibles importados.
Agregó que “las industrias europeas ya se enfrentan a una crisis de competitividad muy real y los gobiernos deberían apoyar la producción de energía fiable y asequible”.
La petrolera estadounidense pretende impugnar la autoridad del Consejo de la UE para imponer un gravamen del 33% sobre los beneficios de las empresas energéticas durante el ejercicio fiscal de 2022.
La UE presentó por primera vez en septiembre sus planes para imponer un impuesto a los “beneficios anormalmente altos” generados por la subida de los precios de la energía tras la guerra de Rusia en Ucrania.
Reuters citó al portavoz de Exxon, Casey Norton, quien afirmó el miércoles que Exxon tendría en cuenta el impuesto inesperado en sus futuras inversiones multimillonarias, advirtiendo de que el impuesto estaba fuera de la autoridad de Bruselas y que acabaría siendo una fuerza destructiva para la confianza de los inversores.
“El que invirtamos o no aquí depende sobre todo de lo atractiva y competitiva que sea Europa a nivel mundial”, declaró Norton a Reuters.
ExxonMobil ha señalado que sido uno de los mayores inversores en refinación en Europa durante la última década, invirtiendo más de 3.000 millones de dólares en importantes proyectos que han permitido aumentar la capacidad de producción.
La UE espera recaudar 140.000 millones de euros con este impuesto del 33% sobre los beneficios, que el bloque pretende canalizar hacia los hogares y las empresas.
El 8 de diciembre, Reuters citó a la directora financiera de Exxon, Kathryn Mikells, diciendo a los analistas que los impuestos de la UE sobre los beneficios extraordinarios de las petroleras podrían costar 2.000 millones de dólares de aquí a finales del año que viene. Esta cifra contrasta con los 3.000 millones de dólares que Exxon ha invertido en los últimos diez años en proyectos de refinerías europeas.
Exxon argumenta que sus proyectos de refinerías están concebidos para ayudar a Europa a reducir su dependencia del petróleo y el gas rusos, por lo que el impuesto sobre los beneficios extraordinarios será contraproducente.
Al parecer, el gigante energético estadounidense espera que la demanda presione a Bruselas para que anule el impuesto.
FUENTE: WORLD ENERGY TRADE
