Los hechos recientes, tras un duro año de mercado bajista, revivieron ciertos mitos y especulaciones en torno a la seguridad de Bitcoin.
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Los tropiezos de expertos y multimillonarios parecen dejar desamparados a usuarios pequeños.
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Remarcar los errores de cada caso y fomentar las buenas prácticas sigue siendo prioritario.
Hacer una lista de objetivos al inicio de cada año es una costumbre que muchos siguen a rajatabla. En la lista de propósitos de los seguidores y usuarios de Bitcoin, debería figurar sin falta cumplir con una responsabilidad que se impone ante el contexto actual: limpiar el barro que salpicaron algunos eventos recientes.
En los últimos meses, me he visto repetidamente en la curiosa situación de analizar la reacción de las personas al conocer que trabajo en un medio de comunicación relacionado a Bitcoin y las criptomonedas. La mayoría de las veces ponen cara de incredulidad, seguida de frases como «se vino abajo este año, eh».
Si este pensamiento viniera solo de un mercado bajista intenso como el de 2022, vaya y pase. Pero hay más. Eventos reportados en CriptoNoticias, como la caída del tercer exchange más importante del mundo y el hackeo a uno de los desarrolladores principales de Bitcoin Core instalaron un halo de inseguridad y desconfianza que, de alguna forma, habrá que disipar.
Ni los grandes están seguros, ¿por qué lo estaría yo?
Ese razonamiento surgió en reiteradas ocasiones durante los últimos meses. Si una de las empresas más reconocidas del sector se desmorona en cuestión de días, si la principal criptomoneda pierde el 65% de su valor de mercado en un año, y si el desarrollador Luke Dashjr pierde más de USD 3 millones en bitcoin (BTC), ¿cómo sentirse seguros?
Hay que admitirlo, es un razonamiento lógico. Pero también hay que señalar que las causas de estos eventos fueron diversas, y en los casos de FTX y Dashjr, los problemas surgen de errores humanos. Errores inmensos, incluso negligentes, que costaron mucho dinero a miles de personas.
Cabe aclarar aquí algo que se ha repetido en esta columna en oportunidades anteriores: Bitcoin como protocolo no falló, fallaron las personas.
En un año de números en rojo, de caídas estrepitosas de empresas que parecían invencibles, la red funcionó con total normalidad. Esa debe ser la piedra angular del argumento que ayude a reconstruir la confianza del público general, que en muchos casos hoy pende de un hilo.
¿Y ahora qué? Educación y divulgación de información precisa, las armas
Está claro que Bitcoin, un ente inanimado, no es responsable de salir a flote por sí mismo en las tormentosas aguas de la desconfianza y la difamación pública. Somos los comunicadores, y también los desarrolladores, emprendedores y usuarios de Bitcoin en general, quienes debemos poner blanco sobre negro.
Si se busca llegar a más personas para promover la libertad financiera, uno de los principios de la ideología bitcoiner, hay que educar. Para ser más concreto: enseñar por qué dejar fondos en exchanges no es seguro, explicar cómo elegir la wallet adecuada para cada necesidad y de qué manera guardar las claves de forma segura; ayudar a identificar plataformas y protocolos que prometen ganancias jugosas pero que pueden estar al límite de ser estafas.
Todas esas acciones, que parecen pequeñas, son las que hacen la diferencia. Lo viví en persona, cuando me tocó transmitir ciertos conceptos básicos a un desconocido durante un vuelo de 7 horas (tuvimos tiempo de sobra, claro). Aunque fue hace unos meses, es a día de hoy que seguimos en contacto cuando surgen dudas ante eventos importantes.
Lo que aprendí de eso es que incluso las personas que desconfían tienen interés en conocer sobre el tema. Es natural, porque todo cambio de paradigma produce temor, aversión a lo desconocido.
Es cierto que el desarrollo tecnológico también es importante para Bitcoin, y no debe parar. Pero también otra parte de la comunidad debe dedicarse a desterrar creencias que reaparecen una y otra vez y nunca se terminan de ir del todo. Probablemente sea algo que habrá que repetir en años posteriores, y es una prioridad para 2023.
FUENTE: CRIPTONOTICIAS