Escenarios en los que aligerar el peso de las acciones puede tener sentido
Si se puede evitar, muchos analistas recomiendan no vender las acciones en cartera cuando se atraviesan mercados bajistas. Entre ellos figuran los de Morningstar, quienes destacan que deshacer las posiciones cuando el mercado cae con fuerza viola uno de los principios clave de la inversión con éxito: vender caro. En este sentido, aconsejan no dejarse llevar por el pánico y no tomar decisiones emocionales que puedan socavar el éxito de los planes, especialmente cuando se cuenta con una inversión diversificada y bien estructurada.
Sin embargo, y además de resaltar la importancia del reequilibrio de carteras en entornos cambiantes como el actual, los citados expertos sí ven motivos para aligerar el peso de las acciones en situaciones concretas. Específicamente, detallan cuatro escenarios en los que existen razones para plantearse la venta de acciones. Son los siguientes:
ACERCARSE A LA JUBILACIÓN
Aunque la tolerancia al riesgo aumenta con la experiencia (las acciones suelen recuperarse y su rentabilidad bate al resto de activos por un gran margen), “es prudente empezar a crear posiciones en efectivo y bonos baluarte en la etapa de la vida en la que se aproxima la jubilación”.
“Si un mercado malo se materializa al principio de la jubilación, el inversor puede disponer de la parte segura en vez de recurrir a activos de renta variable que se deprecian”, argumentan estos expertos.
TENER UN OBJETIVO DE INVERSIÓN A CORTO PLAZO
La pandemia ha inundado el mercado de nuevos inversores con tiempo y dinero extra para operar. Buena parte de estos inversores, según un estudio de Charles Schwab, tiene una edad media de 35 años, obtiene menos ingresos que los inversores veteranos y en sus planes no figura acumular patrimonio para la jubilación, sino comprar una casa, cubrir un gasto de emergencia o tener un bebé.
Por ello, tal y como señalan desde Morningstar, los nuevos inversores que se encuentren con carteras demasiado arriesgadas no deberían sentirse avergonzados de liquidar algunas de sus participaciones en renta variable en favor de una combinación de cartera que refleje adecuadamente su posibilidad de activos líquidos durante los próximos años.
POSIBILIDAD DE CAPITULACIÓN
Las dos situaciones anteriores están relacionadas con la capacidad de riesgo, ya que una cartera demasiado agresiva podría estar en desacuerdo con el horizonte de gasto del inversor. Es decir, las fechas de los objetivos de gasto podrían forzar una liquidación en un momento inoportuno.
Pero, incluso si un inversor tiene un horizonte temporal suficientemente largo para mantener las acciones, hay otro problema que puede surgir con carteras demasiado arriesgadas, y es el riesgo de capitulación, afirman desde Morningstar.
Con este término, se hace referencia a la posibilidad de que el inversor se ponga tan nervioso durante los periodos de pérdidas que convierta las pérdidas de papel en reales. “Y, aunque tirar las acciones por la borda no tiene sentido, reducir su peso dentro de la cartera y añadir un poco más de bonos y efectivo sí podría tenerlo”, añaden los citados analistas.
“Por otra parte, los inversores podrían plantearse delegar la gestión de su cartera a un asesor profesional. Hacerlo puede ayudar a reducir la preocupación, garantizar una distribución de activos adecuada a la situación y proteger al ahorrador de sus peores impulsos para operar en momentos inoportunos”, comentan igualmente.
TENER PÉRDIDAS FISCALES
El último escenario que plantean desde Morningstar es el de tener pérdidas fiscales.”Los inversores que tienen títulos cuyo valor se ha depreciado pueden optar por materializar es pérdida fiscal con el fin de compensar otras ganancias de capital”, explican.
Fuente: Canal digital bolsamania
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