Disonancias entre Alemania y Francia “hacen que la UE sea incapaz de actuar”

El presidente francés, Emmanuel Macron (izq.), junto al canciller alemán, Olaf Scholz.
El presidente francés, Emmanuel Macron (izq.), junto al canciller alemán, Olaf Scholz.
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Las relaciones entre Berlín y París han sido a menudo tensas. Pero esta vez las discrepancias se producen en el peor momento y parecen más profundas que antes. Esto es malo para Europa. Desde París, informa Lisa Louis.

El Consejo de Ministros franco-alemán no suele ser ni emocionante ni especialmente productivo. Los jefes de Estado y de Gabinete de las dos mayores economías de la Unión Europea (UE) se reúnen, deciden sobre cursos de idiomas conjuntos o asuntos similares de poca relevancia, y declaran que siguen comprometidos con el intercambio binacional. Se trata, sobre todo, de un simbolismo. Sin embargo, esto es fundamental para el funcionamiento de la UE.

El hecho de que se haya aplazado el Consejo de Ministros de este año hasta, al menos, principios del próximo, evidencia las profundas desavenencias entre ambos países.

Ni siquiera la visita apresurada del canciller alemán Olaf Scholz al presidente francés Emmanuel Macron de este miércoles puede ocultar esto.

“[El aplazamiento] de ninguna manera refleja el estado de las relaciones franco-alemanas”, se apresuró a comentar el Elíseo en una sesión informativa la semana pasada. El portavoz subrayó que no se trataba de una cancelación, sino solo de un aplazamiento: no todos los ministros tenían tiempo y, sencillamente, no estaban aún listos con los preparativos. Pero esta declaración fue recibida con escepticismo no solo por los periodistas presentes. “Desde que se celebraron estas cumbres en 1963 y se estipularon contractualmente, ninguna de ellas ha sido cancelada”, dice a DW Stefan Seidendorf, subdirector del Instituto Franco-Alemán de Luisburgo (DFI), que publica los documentos de las reuniones binacionales.

“Por lo general, los nuevos jefes de Estado tienen que pasar por un proceso de aprendizaje para entender que estas reuniones y el eje franco-alemán son realmente importantes; ese fue el caso del excanciller alemán Ludwig Erhard o incluso del francés Nicolas Sarkozy”, explica el politólogo. Porque en Europa no se puede aplicar la doctrina estadounidense, que refiere que un Estado muy grande asume un papel de liderazgo único y los demás le siguen, según Seidendorf.

Ambas partes prefieren caminar solas

Sin embargo, por el momento, ambas partes parecen preferir ir por su propio camino. Recientemente, Berlín aprobó un paquete de ayudas de 200.000 millones de euros contra la subida de los precios del gas y la electricidad sin informar previamente a su socio francés, lo que se hubiese podido hacer, ya que una inyección de dinero de este tipo puede provocar distorsiones en el mercado. Además, en una reciente reunión de la OTAN, Alemania firmó un nuevo proyecto de defensa aérea conjunta, con una docena de otros países, pero sin Francia. Aunque Francia ya está trabajando con Italia en el escudo antimisiles “Mamba”.

En la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE de la semana pasada, Macron, junto con España y Portugal, anunció planes para construir un nuevo gasoducto para el hidrógeno y, si es necesario, para el gas entre Barcelona y Marsella. El proyecto sustituye a los planes del gasoducto MidCat entre España y Francia a través de los Pirineos, que Berlín había preferido. Además, Macron dijo en Bruselas: “No es bueno para Alemania ni para Europa que Alemania se aísle”.

“Ambas partes están molestas entre sí”, señala Seidendorf. “Alemania cree que puede encontrar un consenso más allá de Francia y multilateralmente con los países más pequeños. Y Francia lleva esperando desde 2017 que Alemania se comprometa a una mayor integración europea”, agrega.

“No tenemos tiempo para esto: hay una guerra en Europa y nos enfrentamos a una crisis energética”, afirma Sophie Pornschlegel, analista política del think tank de Bruselas European Policy Centre. “Si tenemos suerte y no hace demasiado frío, pasaremos este invierno, pero a largo plazo necesitamos una solución europea a los altos precios de la energía, como un fondo de solidaridad. Porque si ya no podemos pagar la energía, esto nos llevará a una crisis económica y a un alto nivel de desempleo”, advierte. La actual división de Europa estaría jugando a favor del presidente ruso, Vladimir Putin, porque hace que la UE sea incapaz de actuar.

 

FUENTE:DW

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