El euro ha vuelto a mínimos de las últimas semanas frente al dólar, llegando a alcanzar el nivel de los 0,9992 dólares. La moneda comunitaria, que pierde un 0,20% en la sesión frente al ‘billete verde’, se intercambia actualmente a 1,001 dólares.
La debilidad de la divisa europea, cuyas caídas rondan el 1,5% en la última semana, se ha visto impulsada por la noticia de que Gazprom volverá a parar el gasoducto Nord Stream 1 el próximo 31 de agosto, acentuando la crisis energética del viejo continente. El parón de tres días alegando motivos técnicos es el segundo que se produce en los últimos meses en la mayor infraestructura gasística del Viejo Continente, ya que en julio sufrió otra parada técnica de 10 días.
Asimismo, al euro no le han sentado bien las palabras de Isabel Schnabel, miembro de la junta ejecutiva del Banco Central Europeo (BCE), quien ha reconocido que la inflación “tardará un tiempo en volver al 2%” y ha dado su apoyo a una gran subida de tipos de interés en septiembre. “Hay fuertes señales de que el crecimiento se desacelerará y no descartaría que podamos entrar en una recesión técnica”, ha apuntado la banquera.
Por el lado contrario, al dólar parecen haberle sentado bien el endurecimiento del tono de la Reserva Federal (Fed). En los últimos días, diversos miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), como Esther L. George, Neel Kashkari o James Bullard, han endurecido el tono. Este último, uno de los banqueros más ‘hawkish’ de la Fed, ha apostado por una nueva subida de 75 puntos, mientras que Kashkari directamente ha señalado que el banco central deberá continuar las subidas de tipos incluso aunque esto provoque una recesión.
VALORACIÓN DE LOS EXPERTOS
Los analistas de Nomura señalan que, a pesar de la subida del 50% de los costes de la energía en agosto, el euro se ha mantenido en un rango “extremadamente bajo”, algo que no creen que vaya a durar. “Desde que se alcanzó la paridad, se ha producido una importante limpieza de posiciones cortas en el euro”, explican desde la firma nipona, “Los gobiernos están empezando a compartir con los consumidores el aumento de los costes de la energía y las empresas tendrán que empezar a reducir lentamente la producción, mientras que las líneas de suministro se ven afectadas por la falta de opciones de transporte debido al descenso de los niveles de agua en el río Rin”.
Asimismo, la compañía japonesa cree que el mercado también podría empezar a valorar un aterrizaje más suave en EEUU, con los PMI de esta semana bajo el foco. “Si tenemos un rebote, como vimos en la encuesta de la Fed de Filadelfia, podría mantener el euro bajo presión”, señalan.
Asimismo, desde Nomura indican que las ofertas de compra de dólares “no son tan extremas como en julio”, ya que el posicionamiento en opciones de divisas es casi plano en euros y los inversores apalancados están menos cortos en euros en los futuros (3.400 millones de dólares frente a 5.600 millones de dólares a finales de julio)”. Además, la firma nipona subraya que los mercados están valorando una desaceleración y no una recesión en la zona euro, “pero es probable que esto cambie”.
Por último, estos expertos creen que la poca inversión de la curva de tipos del BCE se debe a diversos factores como un punto de partida más bajo para el banco europeo, unos tipos finales más bajos o unos niveles de inflación energética más elevados que repercutirán en la inflación durante más tiempo. “En 2023 esperamos que el BCE reduzca los tipos, ya que el impacto en la demanda será claro y las cadenas de suministro serán menos preocupantes. Tal vez en septiembre u octubre, tras dos nuevas subidas de tipos, se produzca una inversión de la curva y un descenso del euro”, sentencian.
FUENTE: BOLSAMANÍA
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