Chile alberga las mayores reservas de litio del mundo

Chile alberga las mayores reservas de litio del mundo en su vasto desierto septentrional de Atacama. El desierto es conocido por sus salares, grandes zonas planas donde el agua se ha evaporado y ha dejado sólidos concentrados en la tierra. El litio puede extraerse de las piscinas de salmuera de estos salares.

El desierto se extiende hasta las vecinas Bolivia y Argentina, y la zona se conoce como el “triángulo del litio”. Se cree que alberga aproximadamente la mitad de las reservas mundiales de litio, aunque el recurso sigue siendo razonablemente común en otros lugares.

Actualmente, el mayor país exportador de litio del mundo es Australia, con Chile en segundo lugar. Pero otros países, como China, Argentina, Brasil e incluso Estados Unidos, tienen importantes reservas y capacidad de producción de litio, y todos aspiran a aumentar la producción en los próximos años.

Además, otros países han ejercido recientemente un control sobre sus recursos de baterías para vehículos eléctricos: México ha nacionalizado recientemente sus yacimientos de litio e Indonesia ha prohibido las exportaciones de níquel con la esperanza de mantener esa industria en el país.

Los precios del litio han sido volátiles en los últimos años, con una subida del 400% a finales de 2021 debido a los problemas de la cadena de suministro y a la altísima demanda de coches eléctricos, a la que la oferta no pudo hacer frente.

Pero la mayoría esperaba que los precios cayeran precipitadamente este año y, desde principios de año, así ha sido. Los precios siguen siendo altos en comparación con las medias históricas, pero están bajando rápidamente y acercándose a esas medias.

Y, a pesar de estar en el nombre de las baterías de iones de litio, cada coche eléctrico sólo necesita unas 20 libras de litio. A precios recientes, hay unos cientos de dólares de litio en cada batería de vehículo eléctrico.

El plan de Boric afectaría a dos de los mayores proveedores de litio del mundo, Albemarle y la Sociedad Química y Minera de Chile (SQM), que operan en Chile. Albemarle es una multinacional creada en 1992 como escisión de Ethyl Corporation, la empresa responsable de poner plomo en la gasolina. Por su parte, SQM se fundó en 1968 como empresa estatal chilena, pero en la actualidad es propiedad del multimillonario chileno Julio Ponce Lerou, yerno del dictador chileno Augusto Pinochet.

Las empresas cayeron a lo largo de la sesión de ayer un 21% y un 10% en bolsa tras el anuncio del plan de Boric.

Chile no tomaría inmediatamente el control de las operaciones de estas empresas. En su lugar, el plan entraría en vigor al renovarse los contratos de las empresas. Actualmente, el contrato de SQM expira en 2030 y el de Albemarle en 2043. Boric esperaba que las empresas estuvieran abiertas a una participación más temprana del Estado.

Pero hasta ahora, este plan sólo ha sido anunciado por Boric y tendrá que pasar primero por el Congreso Nacional de Chile. Tiene previsto presentarlo al Congreso a finales de este año, aunque el organismo ha bloqueado muchas de sus propuestas en el pasado.

La política chilena está experimentando muchos cambios en estos momentos. El país vio protestas sostenidas a partir de 2019 exigiendo una nueva constitución para reemplazar la actual, que se implementó bajo el dictador Augusto Pinochet en 1980.

Luego, en 2021, Boric, un socialista que, a sus 37 años, es uno de los líderes estatales más jóvenes del mundo, obtuvo una amplia victoria sobre el oponente de extrema derecha José Antonio Kast, que había servido anteriormente bajo Pinochet y cuyo abuelo había estado en el ejército nazi. Así pues, la elección era tajante.

Con este mandato, Boric propuso una nueva constitución con muchas reformas progresistas. Una de esas reformas propuestas (artículo 27) habría consistido en nacionalizar las explotaciones mineras, pero fue rechazada antes de que la constitución se sometiera a votación. En su lugar, se incluyó una disposición por la que los mineros debían reservar recursos para reparar los daños causados por las actividades mineras.

Al principio, la mayoría de los chilenos apoyaron el proyecto de Constitución, sobre todo los jóvenes y la izquierda política. Pero a medida que se acercaba el referéndum para su aprobación, las encuestas se volvieron en su contra, y la propuesta de constitución fracasó por un amplio margen. El país está elaborando ahora una segunda propuesta, ya que la mayoría de los chilenos sigue queriendo sustituir la constitución de Pinochet.

Pero éste no sería el primer roce de Chile con la nacionalización de la industria extractiva. A finales de los 60 y principios de los 70, Chile impulsó la nacionalización de varias industrias, en particular la extracción de cobre (e incluso creó una primitiva “red” para gestionarla).

El presidente chileno Salvador Allende, socialista, ganó en 1970 con la promesa de nacionalizar totalmente el cobre sin compensar a las diversas empresas (en su mayoría estadounidenses) que operaban en el sector. La industria del cobre se nacionalizó poco después de su elección, con una modesta compensación a estas empresas, lo que provocó la ira de Estados Unidos.

Posteriormente, en 1973, un golpe de estado apoyado por Estados Unidos provocó la destitución y muerte de Allende, elegido democráticamente, y fue sustituido por el dictador Pinochet.

El anuncio de Boric se queda corto respecto al de Allende en el sentido de que no pretende nacionalizar inmediatamente la industria sin compensación. También se queda corto respecto a la propuesta del artículo 27, ya que habría otorgado al Estado derechos mineros exclusivos sobre muchos recursos, mientras que la propuesta actual de Boric pretende imponer asociaciones público-privadas específicamente en el litio.

Pero el Estado chileno sigue siendo propietario de la industria nacional de extracción de cobre a través de Codelco, que suministra el 11% del cobre mundial. Boric haría que esta empresa participara en la búsqueda de la mejor manera de gestionar cualquier asociación público-privada para la extracción de litio.

EE.UU. tiene actualmente un tratado de libre comercio con Chile, en vigor desde 2004. Esto es relevante para las nuevas directrices sobre minerales críticos para baterías de EE.UU., que exigen que los minerales para baterías procedan de EE.UU. o de países de libre comercio para poder optar a los créditos fiscales de la Inflation Reduction Act.

FUENTE: Electrek /