- “Se mire por donde se mire, va a ser un invierno duro”
El racionamiento energético que acechaba a Europa es cada vez menos probable. La subida de los precios del gas ha provocado una bajada de la demanda que será clave. Si China no elimina sus restricciones COVID y el invierno se mantiene con temperaturas promedio, Europa esquivaría el bache, según apuntan diferentes analistas.
Contra todo pronóstico las fuertes subidas de los precios del gas puede ser lo que salve al Viejo Continente. El ascenso de un 300% del gas en comparación con el verano pasado es una de las razones por las que se evitarían los devastadores efectos de un posible racionamiento. Estos fuertes ascensos están obligando a los consumidores a ahorrar, algo que se ha visto reflejado en un aumento de las reservas. Y, al mismo se ha traducido en un incremento de la posibilidad de que la economía se reduzca, pero no se derrumbe.
Europa no llegara al racionamiento en invierno, si nada cambia
Pero nada debería cambiar – o al menos no mucho- para lograr este objetivo. Los analistas apuntan a dos posibilidades principalmente. Por un lado, un invierno excepcionalmente frío podría desajustar ese ahorro que están llevando a cabo las familias y acabar con las reservas. Las expectativas sobre este invierno son favorables pero no exactas, por lo que podrían cambiar.
El otro motivo sería China, si decidieran acabar con las restricciones contra la pandemia. Esto provocaría un aumento en su demanda, lo que crearía una mayor competencia por suministros limitados. Actualmente, gran parte del gas que llega al gigante asiático viene de Rusia.
“Un invierno duro”
Los analistas de Argus Media son claros al señalar que “se mire por donde se mire, va a ser un invierno duro”. Aunque mantienen la esperanza debido a “el almacenamiento se esté llenando bastante rápido y que haya señales claras de una demanda real reducida de la industria, y con suerte también del sector eléctrico”.
Aunque la situación no será la más alentadora, se aleja de algunas perspectivas catastrofistas. Los economistas del Berenberg Bank señalan que, si Alemania logra evitar el racionamiento, su economía se reduciría en un 2.3% en los tres primeros meses de 2023. Cifras que podrían llegar a ser el doble en el caso de que no se lograra. Por lo que, aunque los altos precios de la luz afecten de forma muy negativa a las economías, los efectos de un posible cupo de consumo serían mucho mayores.
Los analistas de Berenberg Bank, también estiman que se deberá reducir en un 10% el consumo de gas en comparación con el ejercicio anterior. La UE por su parte ha acordado una bajada del 15% en el consumo. Pero con ciertas excepciones en algunos países del sur como España Portugal o Italia y también en las islas como Irlanda, Chipre o Malta; por su sistema energético. El ministro de Industria y Comercio de la República Checa, país que actualmente ostenta la presidencia del Consejo, ha indicado que “la adopción de la propuesta de reducción de gas en un tiempo récord ha fortalecido nuestra seguridad energética”.
Los futuros del gas holandés de referencia continúan subiendo. En más de un 40% esta semana, alcanzando una sucesión de máximos históricos. Estas alzas se están viendo reflejadas en la industria. Como en la empresa de fertilizantes noruega Yara International, que han reducido a tan solo un 35% la capacidad de sus plantas europeas debido a las subidas en los precios.
De la misma manera, se reflejará en los consumidores, ya que estos altos precios afectarán a la oferta y a la demanda de productos. Se prevé que estás subidas acaben con los ahorros que las familias europeas acumularon durante la pandemia.
Fuente Canal digital: eleconomista
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