Quizá al público más joven le suene menos, pero lo primero que suele venir a la mente al oír hablar de la marca sueca Saab es uno de sus icónicos modelos de automóvil que triunfaron en los años 90 bajo el imborrable logo con un mitológico grifo rojo con corona y fondo circular azul.
Cualquiera que sea un poco seriéfilo recordará al humorista estadounidense Jerry Seinfeld conduciendo un vistoso Saab 900 negro descapotable en su serie homónima. Una muestra de la popularidad que alcanzaron en EEUU los modelos de la automovilística nórdica fundada en 1937 para la fabricación de aviones (su nombre responde a las siglas de Svenska Aeroplan AB -Sociedad Anónima de Aeroplanos Suecos-). Un cuarto de siglo después, la historia ha cambiado diametralmente y los orígenes de la empresa son lo que la está permitiendo resucitar.
Aunque durante toda su trayectoria Saab destacó por la fabricación de aviones, especialmente por los de combate, la fama internacional recaía en su marca automovilística, desarrollada desde finales de los años 40. Episodios como su paso por los equipos informáticos en los 50, 60 y 70 son menos conocidos. Un hito de la división automovilística fue la compra en 1990 por parte de General Motors del 51% de Saab Automobile, adquiriendo el resto una década más tarde. Sin embargo, los problemas económicos del gigante estadounidense hizo que tuviera que desprender de la firma sueca en 2010. Nada volvería a ser lo mismo.
El comprador fue el fabricante holandés Spyker Cars, pero nuevos problemas económicos condujeron a la quiebra de Saab Automobile en diciembre de 2011. En 2012, la firma inversora china National Electric Vehicle Sweden (NEVS) se hacía con la firma sueca de automoción. El plan inicial de NEVS era producir únicamente automóviles de propulsión eléctrica aprovechando los modelos de Saab, pero General Motors denegó la licencia de la tecnología para algunos de ellos. Las negociaciones fracasaron y en 2014 Saab dejaba de existir como firma de coches. En 2016 se ratificaba la defunción y Saab continuaba con las divisiones de aviación y vehículos industriales.
Los buenos tiempos no volvían y, a principios de 2022, Saab tenía dificultades para atraer inversores. El fabricante de aviones de combate Gripe era rechazado por los gestores de fondos reacios a respaldar a empresas que se benefician de la venta de armas. Entonces Vladimir Putin invadió Ucrania y todo cambió. El gasto en defensa está aumentando, los pedidos han empezado a llover y los inversores se han embarcado en un replanteamiento de los criterios éticos que los mantenían alejados de la industria. Saab, que tenía problemas para atraer a más de un puñado de personas a sus reuniones de inversores, vio cómo sus acciones se disparaban un 40% a los pocos días de la invasión.
En lo que va de 2023 la acción sube un 47% y en el último año más de un 40% también. La acción fluctúa en las 600 coronas suecas con un máximo histórico de 666,6 el pasado 12 de abril. Antes de la guerra de Ucrania el título cotizaba por debajo de las 300 coronas. El consenso de analistas de Bloomberg fija un precio objetivo a 12 meses de 676,67 coronas, lo que arroja un potencial cercano al 12%. De los siete analistas que siguen la acción, cinco recomiendan sobreponderar, dos mantener y ninguno vender.
Analizando otros ratios, el beneficio por acción (BPA) ha sido de 19,44 coronas en los últimos 12 meses y la previsión se sitúa en las 22,17. Asimismo, el PER (ratio precio/beneficios) ha sido en los últimos 12 meses de 31,09 veces los beneficios. El PER estimado para diciembre de este año es de 27,27 veces los beneficios estimados. El dogma del mercado suele ser que un PER por encima de 25 muestra a una acción sobrevalorada. En plata: cara.
«Teníamos inversores que nos decían: ‘Nunca invertiremos en Saab. Estáis fabricando productos peligrosos'», expresó en una entrevista el consejero delegado, Micael Johansson. «Apenas unas semanas después, los mismos inversores pensaron que quizá no era tan mala idea». Desde entonces, el valor bursátil de la empresa de Linköping (Suecia) casi se ha triplicado, hasta los 82.800 millones de coronas (más de 7.500 millones de dólares), y la cartera de pedidos alcanzó la cifra récord de 133.000 millones de coronas al final del primer trimestre. Johansson ha fijado un nuevo objetivo de crecimiento orgánico de las ventas en torno al 10% anual hasta 2027.
La guerra de Rusia en Ucrania ha galvanizado a los legisladores europeos, que planean presupuestar 3,5 billones de dólares en defensa entre 2023 y 2030. Con la entrada de Finlandia en la OTAN y la intención de Suecia de seguir su ejemplo, se prevé un aumento del gasto militar en el mercado nacional de Saab, que representó el 42% de las ventas de 2022.
Otras empresas de defensa también se han beneficiado. La alemana Rheinmetall, la británica BAE Systems y la francesa Thales son algunas de las empresas europeas que suministran a Ucrania armamento, desde tanques y munición hasta sistemas de defensa antiaérea. Cada una de ellas ha visto aumentar drásticamente el precio de sus acciones.
Saab es conocida sobre todo por el citado modelo Gripen, pero este segmento solo representó una quinta parte del beneficio operativo del año pasado. También fabrica submarinos, aviones de alerta temprana y armas de apoyo como el fusil sin retroceso Carl-Gustaf, utilizado por las fuerzas ucranianas. Asimismo, produce sistemas de control del tráfico aéreo, radares y sonares.
Antes de la invasión de Putin, el debate en torno a la inversión ética y sostenible había dejado a la dirección de Saab muy frustrada. Johansson dijo que le resultaba inconcebible que los políticos pudieran apoyar el gasto en defensa y, al mismo tiempo, dificultar que los fabricantes atrajeran capital. «Hoy es completamente diferente, y creo que eso es saludable», reconoció el CEO. «No digo que no vuelva a estar en la agenda, pero la cuestión de la taxonomía se ha desvanecido en Bruselas».
Uno de los accionistas que ha reconsiderado su inversión es Swedbank Robur, el mayor gestor de fondos de Suecia. Era el cuarto mayor propietario de Saab en 2019, pero en la primavera de 2021 había vendido su última acción. Tras la invasión, Swedbank Robur comenzó a construir una nueva posición. Ahora es el tercer mayor inversor de Saab con una participación del 5,2%, según datos de Bloomberg.
Aunque algunos inversores han vuelto, la campaña general para calificar las armas de sostenibles ha avanzado poco, según un estudio de Barclays publicado en mayo. Los fondos que afirman perseguir objetivos medioambientales, sociales y de buen gobierno están ampliando sus políticas de exclusión en torno a las armas y otros productos controvertidos, según el estudio.
Para Johansson, los inversores deberían haberse dado cuenta antes de que Saab es crucial desde el punto de vista de la sostenibilidad. Johansson espera que la expansión militar de Europa se prolongue durante al menos una década.