Los hogares afrontan un coste extra de casi 3.500 euros
- Los precios al cierre del verano reflejan un alza en dobles dígitos de comida, transporte y vivienda
- Sólo el ticket de la compra dedicado a alimentos suma 618 euros más al presupuesto familiar
La escalada de precios presiona el bolsillo de las familias, y amenaza con cambiar los hábitos de consumo de los hogares. Dejando de lado los porcentajes, la subida del coste de la vida implica ya un gasto extra que roza los 3.500 euros al año para una familia media española… en el caso de que quieran mantener sus hábitos de compra para productos básicos complicados de sustituir. Con una inflación que se establece por encima del 10% por tercer mes consecutivo y a falta de conocer los datos detallados de agosto, el presupuesto familiar debería ser hoy un 18% más elevado que hace un año para cumplir la misma compra.
Así, el gasto en alimentación, las facturas relativas a la vivienda o el alquiler, junto con el importe dedicado al transporte o el desembolso en material textil y sanidad impulsaría el gasto de un hogar ampliamente por encima de los 22.000 euros. Esta evolución amenaza con un descenso del consumo privado tras la temporada estival que debilite el comportamiento del PIB español.
Es un síntoma de que, efectivamente, la inflación no es únicamente energética y la tasa subyacente amplía sus tentáculos hacia un número de productos cada vez mayor. Además de destacar el gas o la electricidad, con subidas interanuales superiores al 20%, la alimentación encara ya un alza del 13,5% y eso se nota directamente en el ticket del supermercado: al año, únicamente en comida, un hogar necesita destinar más de 50 euros este verano que el anterior, o 600 extra si se observa el presupuesto para todo el año.
Todo esto, mencionando que ya antes de la actual escalada de precios una familia media tenía que destinar casi 4.600 euros anuales a alimentos y bebidas no alcohólicas.
De hecho, tal y como publicó elEconomista.es, hay ya 35 productos (de los 198 que observa el Instituto Nacional de Estadística para elaborar el nivel de precios en España) que se han disparado de un año por encima del 13% y destacan el combustible líquido (excluye gasolina y diesel y los gases licuados y natural) prácticamente ha duplicado su precio, un 95,7%, en comparación con julio de 2021.
Los gastos relativos a la vivienda son uno de los puntos de mayor presión en el desglose estadístico de la mayor inflación en casi cuatro décadas. De hecho, este tipo de gasto ha crecido nada menos que un 23% respecto a hace un año. Es la partida que más peso tiene en el presupuesto del hogar y constituye un pilar, básico y vital: facturas de la calefacción o las eléctricas, por ejemplo. En total, según la encuesta de presupuestos salariales, un núcleo familiar destina casi 10.000 euros de su renta a esta partida. Los 9.621 euros que se destinaban de media en 2020 (último dato disponible) se encarecen nada menos que 2.200 euros al año respecto al pasado verano.
Rebajas del IVA en la factura de la electricidad y el gas mediante, el Gobierno trata de aliviar el impacto del IPC sobre las familias a costa de limar en cierta medida unos ingresos fiscales que se están impulsando por el efecto positivo de la inflación a corto plazo sobre la recaudación de este impuesto indirecto sobre el consumo.
Una de las partidas que prevé revertir su negativa tendencia sobre el consumidor es el transporte. Las medidas introducidas a partir de este mes de septiembre (las orientadas a rebajar o incluso a dejar gratis abonos y viajes en transporte público) pueden rebajar considerablemente una partida que, de mantenerse tal cual, implicaría casi 450 euros más por hogar medio al año.
Los gastos relativos a la sanidad se encarecen únicamente en 72 euros al año… pero es el ejemplo perfecto de un gasto que deben afrontar los hogares de forma insustituible.
Freno al consumo
Los últimos datos de consumo -un aspecto que supone el 60% del PIB- no avanzan nada positivo… y son un efecto colateral del encarecimiento de la vida. Tal y como publicó el INE, el consumo al por menor revela ya que el impacto de la escalda de precios en los alimentos (recordemos, un 13,% más caros que hace un año) implicó en julio una bajada en las compras de comida del 3,3%. A nivel total, las ventas del comercio minorista descendieron un 3,3%, cambiando una tendencia de tres meses al alza.
El consumo privado es importante para el análisis de la actividad económica. Cuadros e informes macroeconómicos manejados por el ministerio de Asuntos Económicos de la vicepresidenta Nadia Calviño recogen esta fuente de ingresos como “básica” para el crecimiento de la actividad. Y se apoya en el buen comportamiento del empleo previsto en primavera, cuando se remitió a Bruselas el Plan de Estabilidad 2022-2025.
Si los precios continúan presionando, cabe la probabilidad de que el consumidor termine afrontando de manera distinta la subida y decida dejar de erosionar su capacidad de ahorro a costa de no cumplir las perspectivas de crecimiento del consumo privado del 4% que manejaba Calviño.
Fuente Canal digital: eleconomista
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