El general ruso acusado de destruir Alepo, y ahora comanda la ofensiva de Moscú en Ucrania.
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, puso este fin de semana a uno de sus hombres más destacados al frente de la guerra en Ucrania.
Serguéi Surovikin, general del ejército ruso, fue nombrado el sábado “comandante del Grupo Conjunto de Tropas en el área de la operación militar especial”, como denomina el Kremlin a la invasión de su país vecino.
Con esta decisión, Moscú dio un mensaje dentro de su estrategia bélica horas después del colapso parcial del puente de Crimea ocurrido en la madrugada del sábado por la explosión de un camión que provocó el incendio de siete tanques de combustible.
Ucrania no se hizo responsable por el incidente.
Dos días después, este lunes, Rusia atacó Kyiv con misiles después de meses sin acercarse a la capital ucraniana.
Putin lo calificó como la respuesta a un “acto de terrorismo” del que culpó al gobierno de Volodymyr Zelensky.
Pero también fue la respuesta de Putin a los halcones en su propio campo, que están cada vez más inquietos con las pérdidas rusas en la guerra y cada vez más fuertes con sus llamados a una acción más dura, según analiza Sarah Rainsford, corresponsal de la BBC en el este de Europa.
Los funcionarios del Kremlin y presentadores de televisión que estaban deprimidos y abatidos hace solo unos días, ahora aplauden este ataque a su vecino, se regodean e incluso bailan en las publicaciones de las redes sociales, mientras Ucrania llora por sus muertos y se remueve entre los escombros de múltiples ataques.
Un general con experiencia
Surovikin es originario de Siberia, tiene 56 años y una carrera militar ascendente: combatió en Afganistán, Chechenia, Tayikistán y Siria. Carga consigo una reputación de crueldad y brutalidad, aunque la versión rusa es que es un “líder militar duro y exigente”.
En Chechenia, su promesa pública de “destruir tres militantes por cada soldado muerto” obtuvo amplia resonancia, de acuerdo a la agencia de noticias rusa TASS.
Antes de ser designado como general del ejército en agosto de 2021, Surovikin combatió en la guerra en Siria.
Allí dirigió desde marzo de 2017 el grupo de tropas rusas en ese país y, según TASS, tomó el control de la mayor parte del territorio, las principales comunicaciones de transporte y campos petroleros, entre otros.
En noviembre de 2017 fue nombrado comandante en jefe de las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia y, con ello, responsable de la destrucción desde el aire de gran parte de la ciudad siria de Alepo.
Y un mes más tarde fue condecorado por Putin: recibió el título de Héroe de la Federación Rusa “por el coraje y heroísmo mostrados en el desempeño del deber militar en la República Árabe Siria”.
El currículum del general incluye además la muerte de manifestantes prodemocracia en Moscú en 1991 durante el intento de golpe de Estado, por lo que ya se le calificaba de despiadado.
El militar fue arrestado en ese momento, pero el entonces presidente de Rusia, Boris Yeltsin, ordenó su liberación, según TASS.
Enfoque en Ucrania
Surovikin ya estaba dirigiendo el grupo de tropas “Sur” en Ucrania desde este año y, según Frank Gardner, corresponsal de Seguridad de la BBC, no está claro qué diferencia supondrá su nombramiento.
En Ucrania, Rusia se enfrenta a un ejército real, equipado y entrenado por países de la OTAN, y los rusos han ido perdiendo terreno y prestigio.
El Kremlin ha perdido varios generales muertos en el frente y otros han sido despedidos por incompetencia.
Y la línea dura en Moscú ha estado clamando por un enfoque más agresivo para lograr su objetivo de subyugar a Ucrania.
El incidente del puente de Crimea llevó a un punto máximo la consternación rusa por el progreso de la guerra.
Designar a Surovikin al mando de las tropas en Ucrania fue “una concesión de Putin a los intransigentes”, dice Rainsford.
Llevaban tiempo pidiendo ataques contra la infraestructura civil: congelar al pueblo ucraniano para someterlo este invierno boreal, si sus soldados no pueden ser vencidos en el campo de batalla.
“¿Cuándo empezaremos a pelear?”, exigió el propagandista Vladimir Solovyov, argumentando que era mejor para Rusia ser temida que ser objeto de burlas.
Grigory Yudin, de la Escuela de Ciencias Económicas y Sociales de Moscú, describió el bombardeo masivo del lunes como “un acto de desesperación”, destinado principalmente a resolver los problemas internos de Putin.
El mandatario ruso parece haber adoptado la idea de los halcones de que hay que “asustar de muerte al oponente” para que se rinda, escribió Yudin en Twitter.
El expresidente de Rusia Dmitry Medvedev, una vez visto como un liberal, advirtió que estos ataques son solo “el primer episodio”, con más por venir.
“Está claro que actualmente sus fuerzas están demasiado dispersas en demasiados frentes. Si Surovikin planea un replanteamiento radical, es posible que decida concentrarse en una sola área y aplicar una fuerza abrumadora y aplastante”, analiza Gardner.
Fuente: https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-63209190