Gran Bretaña es menos atractiva que Estados Unidos para la inversión en energía, debido a los elevados impuestos sobre los productores de energía en el país europeo.
Para el CEO de Shell, Wael Sawan, otro elemento es la falta de incentivos para las inversiones en energías limpias similares en escala a las disposiciones estadounidenses para impulsar la energía verde.
El gobierno británico debería “tomar ejemplo de algunas de las cosas que ha hecho Estados Unidos recientemente, a través de la Ley de Reducción de la Inflación”, declaró Sawan al periódico The Times.
La Ley de Reducción de la Inflación (IRA) cuenta con casi 370.000 millones de dólares en disposiciones sobre clima y energías limpias, incluidos créditos a la inversión y la producción para energía solar, eólica, almacenamiento, minerales críticos, financiación de la investigación energética y créditos para la fabricación de tecnologías de energías limpias, como turbinas eólicas y paneles solares.
La UE también pretende reforzar las políticas de apoyo a la fabricación de tecnologías limpias en la UE y preservar la competitividad del bloque frente a la Ley de Reducción de la Inflación estadounidense y las subvenciones masivas en China.
El Reino Unido, por su parte, está desalentando las inversiones con cambios repentinos, trabas normativas para la concesión de permisos e incertidumbre sobre las subvenciones y los impuestos extraordinarios, declaró Sawan.
El grupo RenewableUK pidió el mes pasado al Gobierno que pusiera fin a la intervención y la incertidumbre y empezara a fijarse en lo que hace Estados Unidos para apoyar las inversiones en energía verde.
“En un momento en que EE.UU. ha creado un entorno político y normativo mucho más positivo para los inversores, el Reino Unido sigue desarrollando políticas que aumentan la incertidumbre y frenan la inversión”, afirmó RenewableUK en un informe.
Shell, que tiene previsto invertir 30.000 millones de dólares (25.000 millones de libras) en el sistema energético británico en los próximos diez años, está reevaluando cada uno de los proyectos que componen el plan de inversión, después de que el Reino Unido elevara al 35% el impuesto sobre beneficios extraordinarios, conocido oficialmente como Energy Profits Levy (EPL).
El año pasado, Shell declaró que tenía previsto invertir entre 20.000 y 25.000 millones de libras en el sistema energético británico en los próximos 10 años, de los cuales más del 75% se destinarán a productos y servicios con bajas o nulas emisiones de carbono, como la energía eólica marina, el hidrógeno, la captura, utilización y almacenamiento de carbono (CCUS) y la movilidad eléctrica.
El gravamen “desincentiva fundamentalmente la inversión en nuevos suministros, que son fundamentales si se quiere construir la seguridad energética a largo plazo”, declaró a The Times el máximo ejecutivo de Shell.
FUENTE: WORLD ENERGY TRADE