¿Por qué la crisis del gas no ha terminado pese a la caída de precio?

Regasificadora flotante en el puerto de Ciudad del Cabo, Sudáfrica
Regasificadora flotante en el puerto de Ciudad del Cabo, Sudáfrica
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Los niveles récord de importación de Gas Natural Licuado (GNL), que está provocando la amenaza de corte total de suministro ruso, junto a un clima cálido en muchos países europeos, han creado cuellos de botella en los destinos europeos y una falsa ilusión de sobre abastecimiento. Los precios se han desplomado y las reservas de la Unión Europea superan el 94%, pero instituciones como la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advierten de que no será suficiente.

Algunos mercados europeos han ofrecido importantes descuentos frente al precio de referencia del gas en Europa, pese a la caída del 70% que ha experimentado.

Los contratos de futuros de gas a un mes en Países Bajos son la guía para seguir la evolución, pero la AIE destaca en su informe de gas natural del tercer trimestre, que hubo mercados que cotizaron muy por debajo del TTF (las siglas en inglés del contrato de futuro). Por ejemplo, el coste medio del MWh en Reino Unido se situó en 60 euros y en España osciló sobre los 55 euros, mientras el 26 de agosto el precio de referencia llegaba a los 360 euros.

Para los expertos de la institución, la clave está en que fueron mercados con exceso en la capacidad de regasificación, que se ha agravado con la avalancha de GNL y un consumo a la baja, motivado por las altas temperaturas para estas fechas del año.

En Alemania, Francia y hasta en Reino Unido han tenido temperaturas sobre los 20 grados centígrados este fin de semana, y el clima templado puede mantenerse hasta mediados de noviembre, apuntan a las previsiones Ole Hansen, jefe de estrategia de materias primas de Saxo Bank. “Es probable que los precios sigan bajando con las temperaturas altas”, indica el experto.

La situación está siendo tan extraordinaria que, incluso, en el mercado al contado de TTF se han llegado a pagar precios negativos ante la falta de capacidad de almacenamiento. Las reservas europeas ya superaron el 94% a finales de la semana pasada, mientras siguen llegando importaciones de GNL.

Tiempo desfavorable

“Europa está ahora en un lugar cómodo con respecto a los suministros”, señala Graham Freedman, analista de la consultora Wood Mackenzie. “Los riesgos de apagones y racionamientos están retrocediendo ahora, pero la verdadera prueba será cuando tengamos clima frío”, apunta el experto. Ningún experto se atreve a decir que la crisis ha terminado, porque Europa vive un espejismo por las elevadas importaciones de gas licuado. La Agencia Internacional de la Energía ha advertido, precisamente hoy, que el GNL importado no será suficiente si el abastecimiento de gas ruso se corta por completo. “Las reservas de la UE bajarían en menos del 20%, suponiendo un alto nivel de suministro, y cerca del 5%, si hay un nivel bajo de importaciones“. Y advierte: “La caída del almacenamiento a estos niveles aumentaría el riesgo de interrupciones en el suministro en caso de una ola de frío tardía”.

La AIE plantea que la UE se seguirá enfrentando a cortes de suministros internos si no hay recortes en la demanda. En su informe del cuarto trimestre, reconoce que los países europeos están reduciendo la demanda. “El consumo de gas en Europa disminuyó más de un 10% en los primeros ocho meses de este año en comparación con el mismo período de 2021, impulsado por una caída del 15% en el sector industrial debido a que las fábricas redujeron la producción. El autocompromiso de los miembros de la UE fue de un 15% para afrontar el invierno con garantías.

“Sería necesaria una reducción en la demanda del 13% durante el período de invierno para mantener los niveles de almacenamiento por encima del 33% en el caso de entradas bajas de GNL”, calculan desde la agencia.

 

Esperar a mejores precios

El clima frío no es lo único que juega a la contra de los precios bajos del gas. El exceso de prisas por llenar los inventarios durante el verano puede terminar con un mercado más caro cuando el invierno comience a apretar. La AIE pone en el acento en el “dilema” que supone ahora para las empresas europeas encargadas de abastecer de gas al continente. “Los compradores de gas de la UE ahora también se enfrentan al dilema de si contratar nueva capacidad o confiar en el mercado al contado”, comenta el organismo.

Ahora mismo el gas está a unos precios de derribo, lo que perjudica a muchas gasistas que pagaron a precio oro el gas en verano para rellenar las existencias. Ahora mismo existe la tentación de que no liberen inventarios y aguanten con los tanques llenos hasta que haya precios más atractivos. Tal movimiento empujaría los precios del mercado al alza. Para la firma Energy Aspect es el principal problema que hay en el mercado.

“Las empresas ahora compran al contando apurando la la capacidad de existencias para maximizar el beneficio”, pero no puede durar mucho más tiempo. La única manera de mantener los precios bajos es que las “empresas recientemente nacionalizadas revendan con pérdidas el gas comprado a un precio elevado”.

La competencia de Asia

“Alrededor del 50% del comercio mundial actual de GNL puede considerarse contractualmente flexible y, por lo tanto, abierto a la competencia para determinar su destino final”, comenta brevemente la AIE. Esto quiere decir que muchos metaneros que esperan en las costas europeas, pueden desaparecer si hay mejor postor. Cerca 180 bcm (Mil millones de metros cúbicos) de contratos activos de GNL expirarán entre 2022 y 2025, con lo que el mercado todavía será más competitivo.

Las importaciones de GNL están siendo claves para mantener el exceso de oferta en el mercado, pero para que la UE tenga cubierta su demanda, debe seguir siendo un mercado atractivo para los vendedores y atraer alrededor del 70 % de los suministros al contado mundiales, principalmente de EEUU, “ya que el crecimiento de la producción de GNL sigue siendo limitado en los próximos años”, comentaban el servicio de análisis de Bloomberg BNEF. “Un alto nivel de exposición a los mercados a corto plazo puede poner a los compradores europeos de gas a merced de la dinámica volátil del suministro global de GNL, especialmente a corto plazo”, advierten desde la AIE si no se cierran nuevos contratos a largo plazo.

 

FUENTE: EL ECONOMISTA

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