Las acciones de Petrobras cayeron al comienzo de la semana, ya que los inversores temen que las políticas del recién investido presidente Lula da Silva puedan erosionar la rentabilidad de la petrolera estatal.
Sin embargo, ahora, el gobierno podría decidir recortar los dividendos para volver a subvencionar los combustibles. La medida podría marcar el regreso a las políticas de 2011-2014, cuando el Gobierno liderado por Dilma Rousseff trató de proteger a los brasileños de la escalada de los precios mundiales del crudo mediante la aplicación de una generosa política de subsidios a los combustibles a través de Petrobras.
Las subvenciones a los combustibles y el posterior desplome de los precios del petróleo a partir de 2014 convirtieron a Petrobras en la empresa más endeudada del mundo.
¿Serán diferentes las cosas para Petrobras esta vez?
La mayoría de los expertos ya esperaban un cambio en la política de la empresa bajo el nuevo Gobierno de Lula. El Presidente, de 77 años, había hecho campaña con la promesa de hacer de Petrobras una empresa más verde y ha propuesto al ex senador Jean-Paul Prates como nuevo CEO de la petrolera.
Prates, durante su etapa como senador, ha propuesto varios proyectos de ley para crear un marco regulador para la instalación de energía eólica marina y la captura de carbono, la primera de las cuales podría resultar un negocio rentable para Petrobras, dada la amplia experiencia de la compañía en operaciones en alta mar.
Bajo la presidencia de Bolsonaro, Petrobras había iniciado un programa de desinversión de activos, a través del cual la compañía estaba poniendo a la venta campos no esenciales en aguas poco profundas y activos de refinación con el fin de reducir su deuda.
Ya se esperaba que el gobierno de Lula detuviera la venta, especialmente de activos de refinación, y el 1 de marzo de 2023, el gobierno pidió a Petrobras que suspendiera todas las ventas de activos durante 90 días mientras el Ministerio de Energía revisa la política energética nacional.
El mercado espera que el nuevo gobierno de Brasil impida nuevas ventas de activos de refino y que evite el adelgazamiento de la empresa en general.
Los analistas han advertido de que la concentración de la empresa en activos presalinos en aguas profundas podría ser muy rentable en la década de 2020, pero conlleva riesgos a largo plazo, ya que la empresa podría estar menos diversificada y, por tanto, ser más vulnerable a los movimientos extremos de los precios mundiales del crudo.
Independientemente de los planes a largo plazo de Lula para Petrobras, no querrá hacer cambios radicales en la estrategia de producción presalina de la empresa, que representa el 73% de su producción total y genera la mayor parte de sus ingresos.
Petrobras tiene previsto presentar sus resultados del cuarto trimestre y de todo el año 2022 tras el cierre de los mercados.
