Y ahora, ¿qué hago yo con mis ahorros?
Paciencia, diversificación y visión de largo plazo son los consejos de inversión de los analistas para un segundo semestre plagado de dudas
Se cierra en los mercados un primer semestre que nada tuvo que ver con el que se pronosticaba a principios de enero. La invasión de Ucrania lo cambió todo. Han sido unos meses complicados con pérdidas prácticamente generalizadas en renta fija y variable; una situación extraordinaria que ha descolocado a inversores y gestores.
La inflación ha dejado de ser un problema puntual; los riesgos de hiperinflación están ahí. Ya no se habla del “robusto” crecimiento económico mundial; más bien de desaceleración o incluso de recesión; más inmediatamente en Estados Unidos, pero mucho más intensa en Europa si, después del verano, el suministro de gas se corta de la mano de Rusia. Las sombras sobre el futuro de China se han vuelto más alargadas entre otras razones por su estricta política de covid cero y por sus problemas en el sector inmobiliario. La fortaleza de los beneficios empresariales empieza también a ponerse en duda; se esperan correcciones a la baja. La guerra en Ucrania es mucho más intensa de lo esperado no solo en su crudeza, sino también en sus repercusiones económicas. De unos tipos de interés incluso negativos se ha llegado a otros positivos y, además, con perspectivas de seguir subiendo.
Junio de 2022 ha acabado envuelto en una espesa niebla que aconseja, dicen todos los expertos, sobre todo paciencia —las oportunidades empiezan poco a poco a aparecer—, diversificación —la incertidumbre es tal que conviene repartir más las posiciones— y visión a medio y largo plazo. En este contexto, todas las casas de análisis y gestoras fijan sus estrategias de inversión para el segundo semestre de este año; he aquí un resumen de algunas de ellas.
En Schroders, según cuenta Leonardo Fernández, director de su canal de intermediación, están convencidos de que lo vivido en los últimos años no se repetirá, por lo que es necesario “un cambio de paradigma inversor”. Este se debe, a su juicio, concretar por un lado en una mayor diversificación geográfica, dando más relevancia a otras regiones distintas de Europa y Estados Unidos. De hecho, asegura: “Ya empezamos a ver algo de valor en Asia y, sobre todo, en China”. Por otro lado, mantienen su apuesta por las materias primas en forma de metales industriales (níquel, aluminio, zinc…), dado que la descarbonización del planeta está en marcha y las necesidades de paneles y motores eléctricos seguirá aumentando. Por último, y en lo relativo a renta fija, sostienen que las emisiones de mayor solvencia y calidad (investment grade), tanto en Europa como Estados Unidos, ofrece ya rendimientos atractivos sin importar tanto su duración.
Luis Artero, director de Inversión de JP Morgan Banca Privada España, está convencido de que lo importante es “mantener la disciplina en momentos difíciles”, y asegura que, a los niveles actuales, el punto de entrada para invertir en renta variable y renta fija “parece el más atractivo de los últimos años”. De hecho, considera que para superar con éxito este nuevo ciclo hay que confiar en la renta fija tradicional con calificación investment grade como soporte para las carteras, “ya que ofrece una rentabilidad adecuada y protección en caso de recesión”. El equilibrio y la calidad deben ser, a su juicio, la prioridad de las carteras, lo que puede, según explica, encontrarse en empresas de alta calidad que proporcionan estabilidad y visibilidad de los beneficios; un grupo selecto de compañías cíclicas que pueden beneficiarse si continúa el crecimiento económico; y algunas empresas de crecimiento secular que cotizan a precios razonables. ¿Sectores preferidos?. Sanitario, industrial y tecnológico.
‘Efecto TINA’
Mariano Arenillas, responsable de DWS, habla del efecto TINA (There is no alternative), que se ha difuminado en estos meses. “Hemos pasado de unos mercados de renta fija sin tipos de interés y de renta variable con valoraciones muy altas a otros en los que empiezan a aparecer oportunidades”. Estas, a su juicio, se irán presentando poco a poco; en un horizonte temporal de entre 12 y 24 meses. “Es interesante guardar liquidez e ir tomando posiciones de 5% en 5% de la cartera para conseguir una amplia diversificación sectorial, geográfica y de tipo de activo”. Mientras en renta fija, desde DWS se apuesta por los bonos flotantes que dan protección ante posibles mayores subidas de tipos de interés; en renta variable, la estrategia se centra en empresas tecnológicas con importantes flujos de caja, en compañías con rentabilidad por dividendo (réditos entre el 3% y el 4%), en el sector de infraestructuras energéticas y en salud.
Para Diaphanum, según señala Miguel Ángel García, su director de inversiones, a pesar de toda la incertidumbre, no es el momento de tomar decisiones erróneas, es decir, vender o tomar posiciones sin control. En renta fija, explica, se puede ir aumentando la duración de la cartera e ir incorporando bonos corporativos. En Bolsa, confían en la flexibilidad de la economía americana, por lo que mantienen la exposición a este mercado muy especialmente en los sectores de tecnología, salud y energía, y también empiezan a ver valor en emergentes asiáticos como China y la India. Su apuesta también incluye algunas inversiones alternativas como el oro, los bonos ligados a la inflación y los vinculados a catástrofes naturales.
Mario González y Álvaro Fernández, responsables del desarrollo de Capital Group Iberia, están convencidos de que vivimos en un mundo que se desacelera, con sombras en Estados Unidos, China (país sobre el que son más negativos que el consenso de mercado) y también Europa (incluyendo, precisan, Alemania). Conscientes de que la receta de inversión perfecta no existe, por ahora, lo primero que recomiendan es “establecer un plazo de inversión realista y eficiente de entre tres y cinco años” para concretar que “este es un momento para estar invertido pero de forma diversificada”. Desde su punto de vista, se ha ampliado el abanico de compañías que, más allá de las tecnológicas, lo “van a hacer bien las del sector salud o las que pagan dividendos al obtener flujos de caja recurrentes”. En este sentido, recomiendan fondos globales de gestión activa que tengan rendimientos históricos de calidad.
Virginie Maisonneuve, de Allianz Global Investors, confía en que el punto de inflexión para los mercados de renta variable podría llegar cuando las expectativas de subidas de tipos de interés en Estados Unidos cambien de “saltos” de 50 puntos básicos a 25 puntos básicos o cero. A su juicio, ese puede ser el momento en que las malas noticias “se conviertan en buenas noticias para los mercados”. Mientras, los inversores deberán mantener, según Maisonneuve, una cartera diversificada en la que incluir “acciones de valor de calidad que tienen buenos dividendos; acciones de crecimiento con balances generales sólidos y valoraciones reajustadas; seguridad energética y seguridad alimentaria; acciones de las áreas de inteligencia artificial, ciberseguridad y lucha climática, y acciones de China, a pesar de su previsible volatilidad”.
Fuente: Canal digital elpais
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