El Banco Central Europeo aumentó el jueves sus tasas de interés en 0,50 puntos porcentuales, optando por un endurecimiento monetario más moderado, pero no descarta nuevas alzas para luchar contra una inflación “excesivamente elevada”.
En una rueda de prensa tras la última reunión del BCE para este año, la presidente de la institución, Christine Lagarde, multiplicó las fórmulas para transmitir un mensaje de firmeza. “Aún nos queda mucho camino por recorrer”, “debemos ir más allá”, dijo.
El BCE inició en julio una racha de endurecimiento monetario sin precedentes, subiendo sus intereses en un total de dos puntos porcentuales para frenar la escalada de precios impulsada por el costo de la energía y de los alimentos a raíz de la guerra rusa en Ucrania.
El aumento de tasas es la principal herramienta de los bancos centrales para frenar el alza de precios, porque encarece el crédito para el consumo y la inversión.
Ese endurecimiento monetario en un contexto de desaceleración económica es una opción delicada, pero los guardianes del euro consideran que dejar que los precios sigan escalando sería peor.
Al igual que la Reserva Federal estadounidense (Fed) el miércoles y el Banco de Inglaterra (BoE) el jueves, el eurobanco decidió frenar el ritmo de los aumentos, en una vuelta de tuerca monetaria más moderada.
La institución emisora del euro, con sede en Fráncfort, permanecerá sin embargo firme ante la inflación. El BCE decidió reducir el balance de activos, como prometió su presidenta, Christine Lagarde, en la reunión de octubre.
“cruzada”
El BCE no descarta volver a subir los tipos dado que “la inflación continúa siendo excesivamente elevada y se proyecta que se mantenga por encima de su objetivo durante demasiado tiempo”, declaró el Consejo de Gobierno en un comunicado.
Se trata de “una decisión con un tono bastante belicoso”, analizó Jens-Oliver Niklasch, del banco LBBW.
“El aumento de las tasas de interés era esperado. Pero el hecho de que pueda seguir aumentándose probablemente al mismo ritmo sorpenderá a más d uno”, añadió.
“La cruzada del BCE para luchar no solo contra la inflación, sino también contra cualquier deterioro de su reputación y de su credibilidad continúa”, comentó Carsten Brzeski, analista en el banco ING.
La aceleración de la inflación se redujo un poco desde noviembre con un 10% en noviembre contra un 10,6% el mes anterior. La desaceleración se explica en parte por una moderación del alza de los precios energéticos.
Pero el alza de los precios seguirá siendo superior al objetivo del BCE del 2%, según las previsiones publicadas el jueves.
La inflación ascenderá al 6,3% el próximo año, frente al 5,5% previsto anteriormente, antes de disminuir al 3,4% en 2024 y al 2,3% en 2025.
La institución prevé que la eurozona no entre en recesión el próximo año, pero redujo su previsión de crecimiento a 0,5% en 2023. Su previsiónn anterior era del 0,9%. Para 2024,el BCE prevé un crecimiento de 1,9 %.
Combatir la inflación también significa desviar la abundante liquidez de las cuentas de los bancos.
Para ello, el BCE endureció en octubre las condiciones de sus antiguos megapréstamos baratos a los bancos (denominados TLTRO, por sus siglas en inglés).
Esta política está dando sus frutos, ya que los bancos se han declarado dispuestos a reembolsar anticipadamente casi 750.000 millones de préstamos, de un importe pendiente de 2.100.000 millones.
FUENTE: LA NACIÓN