Trump quiere otra guerra comercial con China si sube al poder en 2024

Biden dio a elegir a los países del G20 entre su liderazgo o el del expresidente
Biden dio a elegir a los países del G20 entre su liderazgo o el del expresidente
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En un sistema de elecciones presidencialistas como el estadounidense, donde se eligen de manera separada las Cámaras y el jefe del Ejecutivo, parece que la campaña electoral es constante. Lo cierto es que la lucha por la Casa Blanca ha comenzado tras el anuncio de Donald Trump de presentarse a la reelección por el Partido Republicano.

Cuando el expresidente hizo públicas sus intenciones desde su casa de Mar-a-Lago, tomó de nuevo el tono nacionalista y volvió a arremeter contra China: «Nuestra nación estaba en la cúspide de su poder, prosperidad y prestigio, superando a todos sus rivales, venciendo a todos sus enemigos, y avanzaba fuerte hacia su futuro», dijo al tiempo que añadió que China «se tambaleaba y retorcía».

Por tanto, el ya candidato republicano a las presidenciales de 2024 quiere volver a retomar el enfoque de dureza con el gigante asiático que adoptó durante su mandato en lo que se refiere temas de comercio internacional.

Toda esta guerra comenzó con la implantación de aranceles por parte de Estados Unidos a productos importados de China por valor de 360.000 millones de dólares. Luego China respondió con una subida de los aranceles de un 10% al 25% a más de 5.000 productos estadounidenses por valor de 60.000 millones de dólares.

Este tira y afloja continuó en el tiempo pero los efectos no fueron los deseados por ambas partes. El objetivo que tenía Trump con los aranceles era que se rebajase el superávit comercial de China con Estados Unidos, sin embargo, a pesar del acuerdo que establecieron ambas potencias de que China debería comprar 200.000 millones de productos extra a EEUU, el resultado fue de cero.

A pesar de esto, Trump sigue en su empeño de poner a raya a China hasta el punto en que, durante la presentación de su candidatura, el magnate se refirió a la covid-19 como «el virus chino» y, dentro de su habitual fórmula de poner calificativos, llamó «rey» al presidente chino Xi Jinping .

El presidente del Consejo de Relaciones Exteriores, Richard N. Hass aseguró en el periódico The New York Times que Trump se permitirá la «diplomacia personal» pensando que va a poder resolver los problemas «lidiando él mismo de manera personal con líderes autoritarios». El experto explicó que Biden «ve a los autoritarios como lo que son y no espera demasiado de ellos».

Los aranceles con Biden

La sombra de las políticas arancelarias de la «era Trump» sigue alargándose en el tiempo. El Gobierno de Joe Biden no tiene previsto levantar los aranceles chinos, pero reiniciará el proceso de excepción que permite a los importadores eludir el gravamen.

La representante comercial del Gobierno estadounidense, Katherine Tai, aseguró en un discurso ante el hnink tank Center of Strategic an International Studies (CSIS) que Washington «discutirá» con Pekín el cumplimiento de la Fase 1 del acuerdo comercial que se firmó en enero de 2020.

China solamente cumplió el 58% de las medidas que se habían acordado: «Hizo compromisos que benefician a ciertas industrias estadounidenses, como la agricultura, pero debemos hacer que se cumplan», aseguró Tai.

En lo que se refiere a los aranceles, la administración Biden anunció que solamente se reiniciará «un nuevo proceso de exclusión» en el que las empresas pueden solicitar al Gobierno excluir determinados productos de los aranceles en caso de que ese producto esté disponible en China o si el arancel daña a la empresa importadora.

En cualquier caso, Tai avisó de que el Gobierno tiene «serias preocupaciones con las prácticas comerciales de Estado y no de mercado que no fueron atajadas en el acuerdo de Fase1».

Un informe de Observer Research Foundation asegura que Biden «ha tenido que enfrentarse a la complicada tarea política de mantener los aranceles sobre ciertos productos chinos. En muchos sentidos, su política hacia China se debate entre la necesidad de ser severo y el deseo de distanciarse de las razones ‘trumpistas’ para la implementación de dichas políticas».

Durante estos días de cumbres internacionales (G20 en Bali y la COP27 en Egipto), junto con su viaje a Camboya e Indonesia, Joe Biden tuvo la oportunidad de reunirse con varios presidentes, incluido el líder chino Xi Jinping. Ambos presidentes se encontraron e hicieron un acercamiento cordial en el que rebajaron el discurso, asegurando que la competición comercial «no debe convertirse en un conflicto entre las naciones».

En esta gira, Biden también aprovechó para reforzar su liderazgo y les presentó a los líderes mundiales el mismo dogma que empleó durante la campaña electoral de las midterm: «¿Quieren el tipo de liderazgo norteamericano de Donald Trump o el mío?».

A pesar de que se ha moderado el discurso y se ha rebajado la tensión entre ambas naciones, la carrera económica entre China y Estados Unidos ha entrado en otros derroteros. Ahora se disputan el liderazgo de la producción de semiconductores y, en este sentido, Taiwán es un territorio estratégico ya que es el líder mundial en fabricación de chips. Esto ha hecho que Estados Unidos saliese de la ambigüedad estratégica que mantuvo durante mucho tiempo, con el objetivo de que el territorio no caiga bajo el control de China.

Ron DeSantis, la piedra en el zapato del expresidente

El gobernador de Florida, Ron DeSantis, se ha elevado como la gran promesa futura del Partido Republicano para elevar el partido de su decepción con el trumpismo. Lo cierto es que la victoria de Trump abrió de lleno su futuro cuando lo colocó como candidato a gobernar el estado del sol. Tras haber obtenido una victoria aplastante en las midterm, con el 59,4% de los votos (4.613.783), su popularidad subió como la espuma dentro del partido republicano y eso a Donald Trump no le gusta.

A diferencia del magnate, De DeSantis ha conseguido ejecutar políticas trumpistas sin asustar a la población. El gobernador se ve fuerte y no ha dejado de ofrecerse, de manera cada vez más abierta, como candidato republicano para las presidenciales de 2024. Tal es el enfado de Trump con su compañero que incluso le puso uno de sus famosos motes: «Ron Desantimonius». Por el momento no está confirmada su candidatura pero dentro del partido cuenta con muchos apoyos para ir a las presidenciales.

 

FUENTE: EL ECONOMISTA

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